RECUERDOS DE MI PADRE (JULIO GARRIDO MALAVER)

RECUERDOS DE MI PADRE
11 de Enero 2011
En la piedra que sella la tumba de mi padre, el poeta Julio Garrido Malaver, en el
Cementerio de Miraflores en Trujillo, mi madre mandó esculpir el siguiente poema del
poeta:
Después que todo pase
y se duerman las flores
y se caigan nuestras imágenes
de todas las estampas
y mi aliento ya no empañe ninguna soledad:
¡ que no me aprisionen en una nueva piedra !
¡Aún después de ido para siempre
mi cuerpo perseguido tantos años
proseguirá sembrándome en los surcos libres ….!
¡ Y yo saldré para tomar aire
y el sol que todas las noches me negaron ¡
¡Saldré
como la lluvia
que asciende de la tierra
para volver eternamente a ella ¡

Conocí a mi padre a la edad de 03 años en 1953, en la enfermería de la penitenciaría de Lima llamado en ese tiempo Panóptico de Lima, el mismo que fuera demolido en 1967, durante el primer gobierno del arquitecto Belaúnde Terry para construir lo que hoy es el hotel Sheraton y el Centro Cívico.

Al salir libre el 13 de julio de 1956 después de 5 largos años —en los que estaba
incomunicado y prohibido recibir visitas de nadie, incluidos familiares—, llega a Trujillo y reinicia su vida familiar. De este tiempo son mis recuerdos y les comentaré brevemente lo que sentimos, vivimos, sufrimos, perdonamos y nos levantamos, los Garrido López, juntos, siempre.

Nos acostumbramos a una vida familiar signada por constantes mudanzas, que iban entre Trujillo, Huanchaco, Huanchaquito, Víctor Larco, Samne, y en Lima El Agustino. Recién a los 70 años el poeta pudo construir nuestra casa en Trujillo, en la urbanización Miraflores, la que fue su residencia final.

Durante este tiempo fui testigo de su elección como senador en 1962 no llegando a juramentar por el golpe de Estado del Gral. Pérez Godoy, después fue elegido diputado por Cajamarca en 1963 y senador por La Libertad en 1980; antes en 1945 fue elegido diputado por Celendín.

Siendo niño, una vez le vi llorar en casa por la muerte de un amigo —por Antenor
Orrego—. Muchos años después comprendí quién había sido Antenor Orrego Espinoza para mi padre, él nos contó del sufrimiento y miseria en que murió y que mi padre no pudo hacer nada para evitarlo, por su precaria situación económica —la de un poeta, escritor, expresidiario y periodista de oposición— y por la indiferencia de algunos dirigentes de la cúpula aprista que lo abandonaron a su suerte; muriendo de una penosa enfermedad en la miseria; pero les dijo a todos que aunque el partido nunca le dio nada, que ellos continuaran con su lucha, pues era una lucha reivindicatoria y liberadora del Nuevo Perú.

Hoy, creo que es necesario recordar lo expresado por el filósofo Antenor Orrego Espinoza sobre el análisis y proyección de la obra de mi padre, al prologar “La Dimensión de la Piedra” que fuera escrita por el poeta y leída por el filósofo en la penitenciaría de Lima, durante esos largos años de cautiverio:

“……. Aún, tras las rejas, reventaban, día tras día, los
botones lucientes de su obra poética que viajaban presurosos a mi
celda por no sé qué arte taumatúrgico, inexplicable dentro de tan
ceñida vigilancia. Horas llegaron tan ancladas en fondo negro que
sus versos fueron para mí la única claridad que me llegaba de la vida
en medio de la tiniebla. Versos escritos en el encalado de la pared
carcelaria con bastos trozos de carbón, únicos materiales de los que
disponía el poeta para su magnífico despliegue de canciones murales,
allí donde solo habían imperado siempre, agazapados, los gemidos y
las sombras de los desgraciados. De esta suerte, he sido el testigo
constante y fehaciente de su obra.
Por eso sé que, detrás, en la hondonada densa e invisible,
está el dolor agónico, las horas sajadas por la congoja; arriba, en el
vértice diáfano, visible ya para todos, está la cosecha de luz. Sé el
calvario jadeante y tenebroso que ha costado la siembra.
No conjeturo la impresión inmediata que produzcan mis
palabras. Tal vez algunos las crean excesivas. Así fue, exactamente,
cuando hace treinta y cinco años dije lo que dije sobre la obra de
Cesar Vallejo. Recién hoy comienza a percatarse la gente -sobre todo
la gente de letras- que entonces tuve razón. Nada parece ya excesivo
ahora tratándose del creador de «TRILCE». ¿Serán necesarios otros
treinta y cinco años para que se crea lo mismo de Julio Garrido
Malaver?. Estremece pensarlo. “

Sin embargo han pasado más de 60 años y la creación literaria de Julio Garrido Malaver aún continúa olvidada, pagando el precio de ser libre en pensamiento y obra; siempre fue un poeta y político abanderado de la libertad y justicia popular, incorruptible a toda prueba. Era incapaz de odiar pero nunca perdonó la traición ni la deslealtad de compañeros, amigos, ó parientes hasta de su propia sangre.
En las horas más álgidas y turbulentas que vivió el partido aprista peruano frente a varios gobiernos dictatoriales, él fue convocado y en esas circunstancias puso el pecho en defensa de los ideales democráticos que defendió toda su vida, —siendo encarcelado varias veces durante más de 12 años, igualmente fue deportado y humillado— a pesar de asumir las más
altas responsabilidades partidarias, nunca se aprovechó de esto para beneficio propio; Víctor Raúl Haya de La Torre más de una vez expresó su mas ferviente admiración por la obra política, partidaria y literaria del Poeta Garrido Malaver.

Siempre fue elegido por sus méritos comprobados, por lo que su palabra y presencia eran sinónimos de transparencia; más de una vez denunció implacablemente y con pruebas a sus compañeros de partido al interno de la Célula Parlamentaria Aprista.

En 1989 fui testigo de su actuación en la Mesa directiva del Congreso partidario en la Casa del Pueblo, cuando le toco dirigir los debates y permitió que todas las denuncias a dirigentes y funcionarios apristas en cargo de gobierno se dilucidaran y resolvieran con la remoción, sanción pública y moral a los implicados —le pidieron que detuviera estos debates, que tres días eran suficientes— ; dijo que solo esta práctica democrática y prueba ideológica al interno del partido podría limpiarnos mejor que cualquier catarsis ó tipo de terapias. Los implicados rendían cuentas ante sus bases en el patio de deportes, contiguo al aula magna. Corolario de esto fue la elección multitudinaria de Luis Alva Castro como Secretario General del PAP. Lo demás continúa escribiéndose en la historia, con este nuevo gobierno que ya termina y con nuevos actores.

Algunas obras importantes de carácter político escritas por el poeta, aún permanecen en la oscuridad; bajo un silencio impuesto por la coyuntura política actual de algún mesiánico líder; silencio soterrado y compartido por algunas autoridades partidarias, quienes prefieren no comprometerse ni confrontar la realidad peruana con la opinión vigente del poeta Julio Garrido Malaver, digno seguidor de la obra de Víctor Raúl Haya de La Torre. Estas obras políticas serán publicadas por nuestra familia, bajo nuestra responsabilidad, para evitar compromisos personales, políticos y/o de cualquier otra índole; como “La Revolución del 7 de Julio de 1932” poemario que para su publicación alcanzamos voluntariamente a connotados líderes del APRA para su lectura, pero que lamentablemente nadie quiere opinar, menos discutir, por el contrario nos explican que ellos desconocen el poema que nunca lo han leído ni saben de su existencia; otros dicen que se les ha perdido, o que se los robaron……REITERO ESTA OBRA SERA PUBLICADO PROXIMAMENTE,CUANDO EL APRA SEA OPOSICION Y RECUPERE SU MISION FUNDAMENTAL, IDEOLOGICA, REVOLUCIONARIA y DE PRESENCIA HISTORICA DE PAN CON LIBERTAD e INCLUSION SOCIAL DE TODOS LOS PERUANOS EN EL MANEJO DEL PODER Y EN LUCHA FRONTAL CONTRA LA CORRUPCION DE TODOS LOS
COLORES Y NIVELES.

Ing. MsC. Julio Garrido López
JULIO